Reconocer las diferencias biológicas y las desigualdades de género es crucial para la seguridad y salud laboral
- Redacción
- hace 4 días
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Actualizado: hace 3 días
Por ONU
La seguridad y salud en el trabajo debe reconocer las diferencias biológicas y desigualdades de género para identificar adecuadamente las diferencias en la exposición a riesgos laborales entre mujeres y hombres, es la principal recomendación de un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En conjunto con la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS), la OIT elaboró un estudio sobre la perspectiva de género en la esfera laboral en Iberoamérica, en el que afirma que la medicina y la gestión de la seguridad y salud en el trabajo responden a un modelo de referencia masculino que subestima los riesgos laborales que afectan de manera diferenciada a mujeres y hombres.
Ese concepto androcéntrico no toma en cuenta las diferencias entre hombres y mujeres ni los aspectos de género, señala el texto, y agrega que la identificación de riesgos laborales y las estrategias de prevención han priorizado sectores tradicionalmente masculinizados, dejando de lado los desafíos que enfrentan las mujeres.
Además, los riesgos laborales en sectores altamente feminizados y poco reconocidos, como los relacionados con los cuidados y el trabajo doméstico, han permanecido en la oscuridad.
La seguridad y salud en el trabajo debe reconocer las diferencias biológicas y desigualdades de género para identificar adecuadamente las diferencias en la exposición a riesgos laborales entre mujeres y hombres, es la principal recomendación de un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En conjunto con la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS), la OIT elaboró un estudio sobre la perspectiva de género en la esfera laboral en Iberoamérica, en el que afirma que la medicina y la gestión de la seguridad y salud en el trabajo responden a un modelo de referencia masculino que subestima los riesgos laborales que afectan de manera diferenciada a mujeres y hombres.
Ese concepto androcéntrico no toma en cuenta las diferencias entre hombres y mujeres ni los aspectos de género, señala el texto, y agrega que la identificación de riesgos laborales y las estrategias de prevención han priorizado sectores tradicionalmente masculinizados, dejando de lado los desafíos que enfrentan las mujeres.
Además, los riesgos laborales en sectores altamente feminizados y poco reconocidos, como los relacionados con los cuidados y el trabajo doméstico, han permanecido en la oscuridad.
Este modelo estereotipado enseña a los estudiantes las señales y síntomas clínicos, el tratamiento y el diagnóstico sin fijarse en las particularidades de la biología femenina.
Los datos de la OIT y la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que el 86% de las muertes debidas a cardiopatías isquémicas provocadas por largas jornadas laborales se registran en hombres. En cambio, las mujeres enfrentan mayores niveles de ansiedad y depresión, muchas veces vinculados a la sobrecarga de trabajo en sectores altamente feminizados como la salud, la educación y el trabajo de cuidados.
La directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe dijo que las mujeres afrontan retos particulares en el mundo del trabajo, “derivados tanto de desigualdades estructurales como de sesgos de género en la gestión de la seguridad y salud en el trabajo”.
El informe explica que, a menudo, las mujeres experimentan retrasos en el diagnóstico y tratamientode enfermedades debido a los sesgos de género, y alerta de que esas demoras pueden tener consecuencias graves.
Para ilustrar esa aseveración, expone que los efectos secundarios negativos de medicamentos cardiovasculares tienen entre 2 y 2,5 veces más probabilidades de afectar a las mujeres que a los hombres.
“Esto se debe a que los ensayos clínicos y las dosis estándar suelen basarse en el cuerpo masculino”, añade.
También cita la falta de diagnósticos precisos de enfermedades en las mujeres, que representan un tercio de esos casos. “Un ejemplo es la osteoporosis, que se explora principalmente en mujeres durante la menopausia, lo que puede dar lugar a un diagnóstico tardío y a un tratamiento inadecuado”, apunta.
Por otra parte, subraya la injusta división sexual del trabajo entre hombres y mujeres, que hace que el trabajo reproductivo y de cuidados recaiga sobre todo en las mujeres, mientras que el trabajo productivo los desempeñan los hombres.
A ello se suma la sobrerrepresentación de mujeres en sectores menos productivos como la educación, la salud y el trabajo doméstico con mayores déficits de empleo decente, lo que expone a las trabajadoras de manera más pronunciada a los riesgos psicosociales y ergonómicos.
Para enfrentar las desigualdades, la OIT emitió una serie de recomendaciones orientadas a la integración de la perspectiva de género en la salud y seguridad en el trabajo en América Latina.
Esas medidas incluyen, entre otras:
la formación en igualdad de género para empleadores y trabajadores,
la investigación con perspectiva de género
una mayor representación femenina en los comités de seguridad y salud laboral
la protección de la maternidad
el establecimiento de protocolos frente a casos de violencia y acoso
la implementación de medidas de prevención que consideren las diferencias biológicas y otras que faciliten la conciliación entre la vida laboral y personal.
Asimismo, la OIT exhortó a revisar periódicamente las políticas y programas nacionales para asegurar que se adecúen a las necesidades de las mujeres y para que respondan a las desigualdades de género y sexo.
En el apartado referente a la maternidad, llamó a garantizar la protección de las trabajadoras embarazadas y en periodo de lactancia, promoviendo un entorno laboral seguro y equitativo.
También pidió fomentar medidas que permitan que las personas equilibren sus responsabilidades laborales y familiares como la implementación de horarios flexibles y opciones de teletrabajo; además de promover la corresponsabilidad en las tareas del hogar y el cuidado y licencias de maternidad y paternidad y otros permisos parentales para reducir la doble carga de trabajo de las mujeres.
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