Tras mi paso por los paisajes de ensueño de Ninh Binh, mi recorrido por la naturaleza de Vietnam me llevó hasta la región norte del país asiático, conocida como Cao Bang y la cual hace frontera con China. En mi primera parada, visité un poblado habitado por el grupo étnico Nung, que se dedica a la fabricación de incienso y al cultivo del arroz y del maíz. Tanto jóvenes como ancianos forman parte de la vida laboral del poblado (imágenes inferiores).
Los habitantes viven en la pobreza y en condiciones higiénicas precarias, pero reciben a los visitantes con gran entusiasmo y amabilidad.
Para llegar hasta el poblado, hay que recorrer el Camino hacia la Infinidad, un trayecto por carretera plagado de formaciones de roca cárstica y paisajes arbolados que se alzan como gigantescos museos creados por la naturaleza al aire libre (imágenes inferiores).
La siguiente parada fue la Montaña del Ojo del Ángel, donde la naturaleza ha ejecutado una obra maestra a gran escala, con un escenario majestuoso propio de una producción de ciencia ficción. De una belleza incomparable, ni la lluvia logra privar al visitante de una experiencia mágica durante la puesta de sol (imágenes inferiores).
En el lago se observan numerosos búfalos de agua dándose un chapuzón y alimentándose. Suelen ser testaduros, pero acercarse hasta la orilla y observarlos desde cerca no representó un problema ni en ningún momento sentí que fueran agresivos o fueran un peligro para mí. Las imágenes inferiores muestran a una ganadera y propietaria de un grupo de estos animales, que trató, sin éxito, de que los búfalos dieran por concluida la jornada y salieran del agua. No sólo ignoraron las instrucciones, sino que, además, optaron por prolongar su chapuzón y caminar en dirección opuesta a la dueña (imágenes inferiores).
Al día siguiente, me desplacé a unas dos horas de la Montaña del Ojo del Ángel para visitar la Pagoda de Phat Tich (imágenes inferiores), un santuario de paz para aquellos que quieren alejarse del bullicio de Hanói u otras zonas urbanas de Vietnam. El templo está situado en frente de la Cascada de Ban Gioc, que comparte frontera con China. Desde el templo se observa también el territorio chino (imágenes inferiores).
A pocos minutos en coche del templo se encuentran las cataratas, donde el visitante puede disfrutar de un ameno paseo en barca (imágenes inferiores).
La última parada del tour fue la Cueva de Dong Nguom Ngao, cuyos orígenes se remonatrían 300-400 años en el tiempo. La cueva, según las leyendas locales, habría servido de cobijo para los tigres de la zona (imagen inferior).
Durante mi recorrido, tuve la suerte de no cruzarme con ningún otro visitante, lo que me permitió realizar una exploración exhaustiva de la cueva, además de refugiarme del calor exterior en tranquilidad. Entre las formaciones más icónicas de la cueva se encuentra una estructura en forma de flor de loto invertida que cuelga desde el techo desafiando la gravedad (imágenes inferiores). Sin duda, la región de Cao Bang es un viaje imprescindible para los amantes de la naturaleza. La pena es que no lo hubiera extendido para visitar otros puntos de interés situados en la región.
Fotografía y producción audiovisual: Aitana Vargas
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