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Las políticas represivas y la militarización de América Latina han disparado el crimen en la región

Las políticas restrictivas y los operativos militarizados para acabar con el crimen organizado en América Latina han fracasado, y empujan a las poblaciones hacia la marginación



Honduras – Las políticas represivas de los gobiernos encaminadas al combate de la criminalidad, en especial al narcotráfico y las pandillas, han sido responsables del hacinamiento en las prisiones, así como del incremento de la exclusión, marginación, aumento en la migración y los altos índices de inseguridad en los pueblos, incluyendo defensores de derechos humanos y periodistas de la región latinoamericana.


Operación Rastrillo, Mano Dura, Supermano Dura, Rápido y Furioso, Alerta América, Operación Relámpago, Operación Tela de Araña y otras más han demostrado ser políticas ineficientes para enfrentar la lucha contra la delincuencia transnacional y reducir los índices de inseguridad en los pueblos. El resultado es que hoy países como Colombia, Estados Unidos, México, El Salvador y Guatemala se mantienen en un debate abierto, aceptando que los crímenes transnacionales les ganan la partida y que ven como mejor opción la legalización de la droga.


"En Honduras existen delitos comunes, delitos especiales y crimen organizado", expresó una fuente oficial de la Policía Nacional de Honduras, pero realmente a los hondureños no les afecta el crimen organizado sino la delincuencia común, la cual crece aceleradamente debido a la falta de trabajo y a la mala distribución de la riqueza. A los jóvenes y niños les queda como mejor opción meterse en trabajos ilegales para suplir sus necesidades.


Ante esta situación, las autoridades hondureñas, que garantizan la seguridad jurídica y social, han demostrado su incapacidad para enfrentar este flagelo que día a día crece e incrementa el número de pobres que llenan las cárceles de Honduras. Aunque salgan 20 reos mañana, tendremos 200 ocupando su lugar.


Los albergues ubicados en los puntos fronterizos con México y Guatemala resumen las historias de cientos de centroamericanos que viajan y enfrentan la lucha por llegar a Estados Unidos, en su mayoría para salvar sus vidas, ya que son perseguidos, han tenido que abandonar sus hogares, son víctimas de extorsiones impagables y otros porque les han declarado la muerte.


Saúl, un niño hondureño de 14 años, declaró ante un juez que efectivamente robó porque es adicto y necesita comprar droga. Él dice: "No me importa, tengo que robar para comprar crack, no puedo vivir sin ella".


Honduras cuenta con pocos centros de desintoxicación como Santa Rosita y el hospital Mario Mendoza, ambos del Estado. Estos son públicos; sin embargo, el internamiento para desintoxicación oscila alrededor de los 300 dólares, cantidad inaccesible para un hondureño promedio.


Los centros privados no están fiscalizados, a la Fiscalía de la Niñez poco le importa cómo sobreviven en estos lugares, y menos aún fiscalizar y cuidar a los niños que ingresan al Centro Renaciendo del Estado. Ante esta situación, el Programa Nacional de Prevención y Rehabilitación de Maras y Pandillas de Honduras fue una cruda falacia que desapareció sin ser enjuiciada.


En el año 2006, el Complejo Pedagógico Renaciendo, ordenado por los juzgados de la niñez y la fiscalía de la niñez, el 17 de febrero del año 2006, el humanista español Juan Carlos Mestre expresó que visitar ese complejo es "un descenso a los infiernos inimaginables del horror". Esto fue aceptado como peritaje: Caso 12331, Servellón García y otros, Honduras: 14J: 002/005: P, c\GE 82, Honorable Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José, Costa Rica.


El Centro Renaciendo, entre los años 2005 y 2007, fue destapado a los ojos del mundo por las torturas y tratos crueles e inhumanos a los que estaban sometidos los menores de edad. Hoy son bombas de tiempo.


Hoy la situación no ha mejorado para los menores. "Tormenta 1, 2, 3, Perseo, Atenea, etc.", son nombres sofisticados que hoy protagonizan las primeras páginas de los medios de comunicación entre cientos de hogares enlutados por la corrupción, la impunidad y el crimen.


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